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Foto del escritorNicoletta Cappello

IMAGINACIÓN: desambiguación

Actualizado: 8 oct 2021



Se habla mucho de imaginar en el contexto de la crisis social: "imaginar futuros sostenibles" es la super-tarea de nuestro tiempo, según Yayo Herrero.


¿Qué significa realmente imaginar? ¿Cómo podemos empezar a hacerlo ahora? ¿Quién nos puede enseñar?


La complejidad del sentido de las palabras tiende a reducirse al significado que les atribuye por el uso común, respaldado por la cultura dominante. El significado convencional, que es tan conservador como el poder, a menudo está desajustado con respecto al presente que esa palabra viene a interpretar y al futuro al que necesita responder. Durante mucho tiempo, en la cultura de la sociedad del espectáculo ("espectáculo" proviene del latín "spectare", mirar), la palabra imaginación se ha asociado al concepto de visualización, hasta el punto de convertirse en su sinónimo. En el campo de las Artes -y especialmente dentro del mundo académico de las Bellas Artes- el concepto de imaginación como visualización apoya el desarrollo del concepto de pensamiento visual propuesto como estrategia de pensamiento crítico más adecuado en la sociedad del espectáculo, de la vista y del mirar.



Sin embargo, el concepto de imaginación como visualización puede resultar insuficiente a la hora de describir en profundidad y con la suficiente complejidad el proceso de imaginar necesario en el contexto de la actual crisis eco-social. Para que la palabra se regenere y vuelva a desplegar todo su potencial de comprensión en una nueva realidad, vamos a recurrir a su etimología. La etimología trae consigo la impresión de la intención comunicativa y cognitiva primaria de una palabra, y condensa el gesto fundamental con el que se dispone para recoger significado de la realidad. A nivel etimológico, la palabra "imaginación" proviene de la palabra "imagen", del latín "imago" (retrato, copia, imitación). Calvert Watkins lo vincula con la raíz indoeuropea * aim- (copiar), también presente en las palabras "emular" e "imitar".


En la etimología de la “imaginación”, más que un vínculo explícito con el concepto de visualización y el aspecto visual con el que comúnmente asociamos la palabra imagen, se evidencia una conexión con la mimesis en general, con el acto de imitar y copiar algo. Sabemos, sobre todo a partir de los aportes recientes de la neuro-ciencia, que la mecánica de la imitación, más que en un proceso de carácter pictórica o visual, se basa en un proceso multisensorial y cinético: pensemos, por ejemplo, en la música y en nuestra capacidad de imitar un sonido con los movimientos de nuestras cuerdas vocales, después escucharlo.


Según los nuevos descubrimientos neurocientíficos (Sinigaglia y Rizzolati), la mimesis, la imitación, es el proceso kinestético que regula nuestra comprensión del mundo a través de la actividad perceptiva y kinética de las neuronas espejo. Para comprender cualquier acción que percibimos, las neuronas espejo del perceptor imitan la acción percibida en primera persona. Hacen lo mismo que están percibiendo. Se mueven con la acción.



El fenómeno de la mímesis, no sólo está a la base de la empatía y de la comunicación performativa, sino que conforma la verdadera base cognitiva de nuestra mente, funcionando principalmente como un fenómeno cinestésico y sinestésico más que como un mero fenómeno visual. Los resultados de diversas investigaciones en ciegos muestran que el sonido de una acción que involucra el sistema de espejos para esquemas de acción que no se han aprendido a través de la modalidad visual y que esta actividad no está mediada por imágenes visuales.


Además, la mimesis se configura como un proceso imaginativo en sí, que se despliega a través del movimiento: las neuronas espejo completan de forma intuitiva e imaginativa la serie de acciones que han producido la percepción inicial. Reprobando la conexión entre imaginación y movimiento, estudios incluso más recientes muestran la influencia del movimiento en la mejora de la capacidad imaginativa: el movimiento aumenta la producción de mielina, una enzima que intensifica las conexiones neuronales responsables de la imaginación.


La cultura de la performatividad puede ayudarnos a arrojar luz sobre el aspecto mimético y cinestésico de la imaginación y a integrar su significado de la palabra para que sea más útil a la hora de interpretar críticamente nuestro presente y las dinámicas de poder que le dan forma. En las últimas décadas, el concepto de performance ha influido cada vez más en la teoría crítica y ha servido para describir fenómenos complejos de manifestación y reproducción del poder. Además que a través de las imágenes en el sentido visual del término, el poder se representa a través de una dimensión corporal total, perceptiva y cinética. La performatividad del poder consiste en la repetición de hábitos gestuales codificados asociados a un tipo de identidad con sus aspectos dominantes o subordinados, que sirve como sistema de reproducción del mismo. La repetición de movimientos codificados aprendidos mediante la exposición perceptiva a sus modelos gestuales es la sustancia de lo performativo y hace que el poder se propague por inducción.


El poder actúa sobre el cuerpo a través de la mimesis, ofreciendo modelos a imitar, que penetran en el dominio multisensorial de quién los percibe e imprimiendo en elles los correspondientes hábitos gestuales. El poder moldea los cuerpos a través de fuerzas opresivas y traumáticas que tienen una manifestación física en las actitudes, tics, posturas y modalidades cinéticas que absorbemos o desarrollamos en reacción a esas fuerzas. El poder, a través del trauma, nos imprime una actitud física que respalda una actitud mental, una forma a través de la que nos movemos en el mundo y, en consecuencia, e implica una forma de mover a les que nos rodean. Porque las relaciones también están tejidas por comportamientos kinestéticos llenos de símbolos violentos y vehículo de luchas de estatus.


La creciente difusión de las redes sociales involucra a les usuaries a participar en la performance del poder a través de los medios virtuales y en el espacio de las redes sociales. Las usuarias no son solo espectadoras, como ocurre con la televisión o el cine, sino también intérpretes, a través de la asunción de ciertos lenguajes corporales, participando de la creación y reproducción de la coreografía de gestos, posturas y actitudes dominantes (pensad en el boom de TikTok). Cada selfie es un gesto cristalizado en una postura, condensa un movimiento que se trasmite como acción en el mundo y como una postura frente a él. Debido a esta posición de corresponsabilidad con el poder al que nos exponen los medios virtuales, como usuaries-creadores de plataformas mediáticas, necesitamos construir hábitos de autorreflexión performativa para comprender qué lenguajes de movimientos estamos incorporando y qué retórica del poder estamos reproduciendo a través de ellos.


La integración entre el concepto de imaginación y el significado mimesis nos aporta un marco conceptual a la hora de analizar los mecanismos y los efectos de la perfomance del poder sobre los cuerpos y a través de los cuerpos. El pensamiento visual no es suficiente si no está integrado por un aspecto performativo, es decir, por una conciencia del aspecto kinestésico de la representación del poder. Pensar la imaginación y la comunicación como procesos performativos nos permite profundizar nuestra comprensión de la cultura y el poder como técnicas del cuerpo. Conociendo los lenguajes creativos del movimiento, no solo adquirimos herramientas de análisis sino también herramientas creativas para modificar nuestra actitud hacia el mundo de manera material y física. La imaginación como pensamiento performativo nos ofrece la posibilidad de una comprensión radical que nos empodere como performers del presente que somos: detectar, y liberarnos de las relaciones de poder encarnadas presentes en nosotros y transformarlas a través de nuevas performances. Solo así seremos capaces de actuar en tiempos de crisis y emergencia, entendiendo críticamente qué performatividades estamos representando y reproduciendo y cuáles necesitamos cultivar para cambiar la dinámica del poder.


¿Cómo podemos fortalecer el poder de la imaginación en la sociedad del espectáculo?


Los conceptos de imaginación elaborados en la práctica y teoría de las Artes Performativas nos ayudan a comprender de manera más general los procesos kinestésicos e imaginativos que conllevan a la transformación.

Cabe destacar aquí la metáfora que crea el maestro Philip Zarrilli, refiriéndose al cuerpo del performer en el acto de la imaginación que se convierte en "todo ojos" cuando sintoniza con la imagen y la representa.


A través de la imaginación, el cuerpo ve más allá de su capacidad de visualización.


Tanto en la teoría como en la práctica de la actuación de Zarrilli, el concepto de imaginación de Yasuo Yuasa es muy influyente:


De qué forma tan poco imaginativa hemos concebido la imaginación. Bajo la influencia del dualismo cartesiano, se considera demasiado a menudo que la imaginación es simplemente una “imagen”, concebida como algo en la mente. Para Yuasa y la fenomenología, imaginar es un acto psicofisiológico de la integridad cuerpomente. Para el actor actualizar una imagen, como visualizar la gaviota en la obra homónima de Chéjov, significa mucho más que ver la gaviota proyectada en su pantalla mental. El actor entrenado a través del cuerpo , que ha empezado a actualizar su “sensibilidad-ki ”, debería ser capaz de actualizar intuitivamente una conexión corporal plena con esa imagen que fuera palpable en todo su cuerpo, desde la planta de los pies hasta a través de los ojos. Es lo que Barba describe como una destilación de “patrones de energía que [se] aplica a la manera de concebir o componer una acción dramática” (1985: 15). Esto es “el aspecto físico del pensamiento” cuyo homólogo es “pensar con el cuerpo”, siendo ambos esenciales para un actor, si lo que el actor quiere es convertirse en un artista completo capaz de crear pensamientos con el cuerpo.


Al filo de la respiración, mirando "por P. Zarrilli, traducción de Sol Garre


El concepto "kinestésico" de imaginación elaborado por Zarrilli, reivindica el papel de la creatividad corporal en la comprensión del arte y la performance, y –de forma muy útil también para el mundo real. No es casualidad de que en Occidente el cuerpo haya sido históricamente despojado de su agencia espiritual y degradado a función cognitiva inferior. La intención del poder debajo del establecimiento de este sistema de valores ha sido aquella de debilitar la capacidad de imaginación que reside en el cuerpo, debido a su potencial subversivo. La propaganda de los sistemas de valores anti-corporales, especialmente por parte de la Iglesia y de la ciencia racionalista, han tenido una función instrumental en la instauración del sistema capitalista, siendo corresponsables y defensores de sus políticas de sublimación, extractivismo vueltas a la depredación material de los cuerpos oprimidos y de los recursos naturales.


Zarrilli, abre el concepto de imaginación y con él nos deja asomarnos a un posible campo de práctica en el que actualizar nuestra forma de educar la imaginación y potenciar sus efectos en este momento histórico en el que no solo los artistas sino todas nosotras, estamos llamadas a imaginar y actualizar futuros sostenibles para cambiar el mundo. Como si fuéramos artistas, necesitamos entrenar la creatividad de nuestros cuerpos para dejar de reproducir performatividades dominantes y generar nuevas performatividades que resuenen con nuestras imágenes de un futuro habitable. A partir de ahora, aprenderemos a imaginar con el cuerpo, como lo hace un intérprete.



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